viernes, 20 de noviembre de 2009

DI NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO.

Cada vez que leo la Declaración Universal de los Derechos Humanos siento que se me parte el corazón, que se me desgarra el alma y que la razón se esfuma.
Cada vez que leo la Declaración Universal de los Derechos Humanos siento que aquello que se enuncia en ellos no son más que simples ideales, puesto que NUNCA los solemos tener en cuenta.
Pero, ¿qué es aquello que se enuncia en ellos? Dos simples principios evidentes que nos cuesta tantísimo aceptar: LIBERTAD e IGUALDAD.
¿Y por qué me refiero a ellos como ideales? Por un motivo muy simple.
En esta sociedad en la que vivimos, así como esta cultura que anidamos, se supone que dichos principios ya no son ideales puesto que han sido objetivos que se han logrado. Sin embargo, yo no veo ni siento que se respete la libertad propia de cada ser, la cual le pone en la posición de elegir (véase, como ejemplo, el tema del aborto, el cual es más cuestión de autonomía de la mujer que “asesinato”, como muchos pro-vidas defienden), ni mucho menos siento que exista una igualdad como “objetivo conseguido”(véase, como ejemplo, el hecho de que hay un dominio del hombre hacia la mujer, en esta cultura tan llena de evolución).
¿Sabe alguien acaso cuántas mujeres faltan en el mundo o cuántas niñas son víctimas del infanticidio por el hecho de nacer niñas o cuántas mujeres son expuestas como simples objetos sexuales? No. En esta cultura preferimos ignorar todo ello, volver la cabeza y decirnos que no hemos visto absolutamente nada; en esta cultura preferimos tener un móvil a tener que prestar atención a cifras que deberían ser significativas; en esta cultura preferimos ser unos ignorantes y llenarnos la boca con memeces para así creernos los más listos, los más guapos, los más felices... En definitiva, los más en todo.
Pero lo más penoso es que para todos y cada uno de los seres que componemos esta cultura esas cifras son tan solo eso, cifras, números que no reflejan nada. Detrás de esos números se esconde los rostros de centenas, miles de mujeres que una vez soñaron, amaron, rieron...
Ya nadie se acuerda de las mujeres presas en sus hogares que sueñan con algún día poder avistar los rayos de la libertad, ya nadie se acuerda de las mujeres que lucharon o murieron por conseguir un mundo mejor, ya nadie se acuerda de las mujeres que sufren el día a día, de las que no saben leer, de las que no tienen nada... ya nadie se acuerda de la mujer anónima, la que sufre en su propia carne lo difícil que es ser mujer en un mundo de hombres.
Di NO a la violencia de género por un ser humano más justo, di NO a la violencia de género para que los ideales sean hechos, di NO a la violencia de género para que la igualdad no sea nunca más una quimera, di NO a la violencia de género porque este problema es de todos.
¿Hasta cuándo podremos aguantar que la podredumbre siga creciendo?